En ocasiones nuestro coach habla de la importancia del «para qué» de una persona. Cuando estamos difusos, perdidos, dispersos, enfadados con el mundo, sin rumbo ni brújula que valga, es fundamental encontrar nuestro para qué.
Mi para qué es acercar el arte a las personas y que lo disfruten. Es algo tan maravilloso y enriquecedor, te ayuda a entender el mundo, a reflexionar, a disfrutar más te la vida. La vida más allá de la cotidianidad. Más allá del telediario, del despertador y de la clase de spining, de la oficina y del bar de la esquina. El arte, la poesía, la literatura, la belleza en el día a día. Nos renueva la mirada, nos alimenta el espíritu y las ganas por vivir y expresarnos a través de mil formas.
Creo que es fundamental acercar el arte actual al público y que lo disfruten, se emocionen, den el salto a hacer, crear… por varias razones. En primer lugar porque activa tu cabecita y te relaja, cualquier actividad creativa aporta eso. En segundo lugar porque entrenar la creatividad hace que abramos la mente, seamos capaces de salir del pensamiento lineal y encontremos soluciones a problemas cotidianos, cualquier problema, desde lo más sencillo a lo más complicado. Desde una pequeña reparación doméstica hasta algo más grave. Y nos mantiene motivados, ¿cuándo fue la última vez que aprendiste algo por primera vez?
Por otro lado, el arte actual está sumergido en nuestro contexto, nuestro aquí y ahora, el arte del siglo XV por muy bonito y enriquecedor que sea, no va a hablar de los desahucios ni de la violencia doméstica. Este sí. Es cierto que en ocasiones el mundo del arte se aleja de la sociedad y se enreda en teorías y especulaciones varias. Ahí está la labor de los educadores y a ti que lees esto, cuando fue la última vez que leíste algo sobre un artista, una obra, un estilo, algo? sin embargo queremos entenderlo al primer golpe de vista. A veces en necesario tener unas pistas, que nos puede ofrecer el titulo, la trayectoria del artista o el/la educador/a que nos ofrezcan sin traducir, recursos, herramientas para que podamos disfrutar, reflexionar, emocionarnos o elaborar nuestra opinión al respecto. Sin el público, las obras no tienen sentido, pierden su para qué.
El nuestro es la vocación de ayudar, ¿y el tuyo?